DOS SONETOS A PUNTA DEL ESTE

I

El mar

(En pos de dos almas.)

¿Qué ecos o reflejos del pasado
vengo a buscar en tus monotonías
que presiden las noches y los días
de tu azul y tu blanco nacarado?

Un sol de resplandores enjoyado
incendia un cielo de melancolías
que se duplica en vagas simetrías
sobre tu espejo, en ondas agitado.

El ámbito es aquél. Nada ha cambiado.
Pero la esperanzada fantasía
gime su frustración y su agonía

por la ausencia de quienes ha buscado.
¡No conmueve mi acento desolado
tu eterna y colosal sabiduría!

Punta del Este, febrero de 1982.

II

Despedida

(Playas y pinares, paraíso de recuerdos.)

En otro tiempo apaciguó dolores
el goce de tus bienes, generoso,
que le brindara al ánimo reposo
haciéndole olvidar de sus temores.

En paz sencilla, llena de candores,
aletargaba el tiempo presuroso
retrasando un futuro misterioso
que presagiaba en negros resplandores.

Tan fuerte era el hechizo de tus dones
que, llegada la hora del regreso,
me entristecía el hecho de dejarte.

Hoy sigo esclavo de tus seducciones
pero me voy sin pena, lo confieso,
pues tengo mi dolor en otra parte.

Punta del Este, marzo de 1982.


Nota del Revisor: en el primer soneto, las dos almas son las de Hebe y el abuelo Pepe.

0

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *