Inconcluso Nº 4

Al despertarme cada día veo
enfrente de mi lecho un crucifijo
que surge desde el fondo de un prolijo
lago de azogue, inmóvil, que sondeo.

Con la misma pasión del galileo
Pedro; el que aquella noche se desdijo,
por todas las injurias que te inflijo
reconozco mis culpas… y me aflijo
de sucumbir al loco devaneo.


Nota del Revisor: en el dormitorio del poeta, colgaba a la cabecera de la cama un hermoso crucifijo, como era de rigor antiguamente para invocar la protección divina durante el sueño. Este se reflejaba en la luna de la cómoda enfrente. Ese es el lago de azogue retratado.

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