Parabién
A Michele Petingi Labastié.
Al recibir la esquela de tu boda
confirmando la fecha señalada,
pude advertir que no por esperada
liviana en nuestra mente se acomoda.
Tu dicha, sin embargo, siendo toda
tú, gloria en el hogar entronizada,
tendrá entre quienes te aman, potenciada,
acordes apoteóticos de coda.
El camino que inicias este día,
se llenará de luz con tu hermosura
y se hará amable en tu sabiduría.
Y si algún contratiempo sobreviene,
retempla fuerzas en la fuente pura
del ángel que te guía y te sostiene.
Buenos Aires, 5 de abril de 1991.
Nota del Revisor: Michele, segunda hija de don Erasmo y Alma Petingi, amigos dilectos de Uruguay a quienes en nuestra familia sentimos siempre como hermanos, sentimiento que fue recíproco. La boda de Michele provocó profunda emoción en mi padre, porque la sentía como una hija, y al mismo tiempo el dolor de que su propia hija Hebe no pudo llegar a esa instancia. El ángel al que se refiere el poeta en el último verso es la madre, Alma, que entonces ya había fallecido.