Parque Lezama
Tengo el alma perdida entre tu fronda
y mi dolor arrastro en los senderos,
cuando clava recuerdos como aceros
el duende de la imagen que me ronda.
Cuántos detalles la memoria ahonda
de instantes que ocurrieron placenteros,
al esplendor de soles mañaneros
que resaltaban tu belleza oronda.
La infancia, que mis brazos prolongaba,
gozaba tus encantos plenamente,
salvo cuando el misterio la atrapaba
estática y callada ante la fuente
donde la “Loba Eterna” amamantaba
los cachorros del Hombre, mansamente.
Nota del Revisor: el Parque Lezama se encuentra en la zona sur de la ciudad de Buenos Aires. Cercano a nuestra casa, era un paseo habitual de los domingos por la mañana cuando éramos niños, donde caminábamos y andábamos en bicicleta. Mi padre aprovechaba para leer el diario mientras jugábamos y mi abuelo Pepe solía entretenerse bosquejando algún retrato, o simplemente caminando y meditando. El parque contiene una escultura de la famosa Loba Romana amamantando a los gemelos Rómulo y Remo, copia de la Lupa Capitolina original etrusca. En nuestra niñez inocente, a Hebe y a mí tal escultura nos llamaba mucho la atención, seguramente por el mito extraordinario de que un animal salvaje fuera tan noble como para alimentar a dos cachorros humanos. Este es el origen de este bello poema.