Retrato
La faz brillante sobre el busto erguido,
clavada la mirada en el poniente,
fuerte el perfil de diosa, y en la frente
suelto el cabello al viento desprendido.
Con lánguido ademán, algo atrevido,
toma los rizos en labor paciente
y abandona graciosa, dulcemente,
su belleza al descanso merecido.
Brinda apoyo fugaz, la dura roca;
y más atrás el fondo movedizo
de un mar cambiante de matices, troca
lo que era realidad, en dulce hechizo;
corro y fundo mi boca con su boca
y alabo al Creador, que así la hizo.
Firmado como Jorge Man
24 de octubre de 1954
Nota del Revisor: en el conjunto de los poemas de juventud, en lo que podríamos denominar etapa de aprendizaje del oficio de poeta, creo que este es el primer soneto realmente logrado de nuestro autor. Preciosa poesía.