A Pepito Peralta
“La muerte es un acrecimiento de funciones.”
VÍCTOR HUGO
Siento un temor inmenso y quiero asegurarme
que cumpla mi mensaje los fines que persigo,
de intentar un coloquio y sin acongojarme
celebrar este día de la amistad contigo.
Yo soy el que convoca, y sin aventurarme
sé que responderás a la voz del amigo,
y como tantas veces volverás a enseñarme
que el amor es al bien como al pan es el trigo.
Otros se han de sumar, que con dotes más diestras
contribuirán al coro que iniciaron las nuestras.
Luis Vicente; Jorge H.; Keikichi y muchos veo,
David; Armando; Alfredo; Washington; Eliseo…
Rotarios; juntos todos, ¡alcen los corazones!
porque la muerte es sólo acrecer de funciones.
Día del amigo – 20 de julio de 1988.
Nota del Revisor: la frase de Víctor Hugo a la que debe aludir el autor aquí es muy probablemente: “La mort, c’est l’élargissement dans l’infini.” que proviene de El hombre que ríe – capítulo 5 del libro 4 –, y que traducida literalmente es “La muerte es la expansión en el infinito”. La traducción es obviamente no literal, defectuosa en mi opinión, y no sé de dónde la habrá obtenido. En el contexto de El hombre que ríe, podría ser también “la liberación en el infinito” si se opta por la no literalidad. En todo caso similarmente podría expresarse “La muerte es el acrecimiento en el infinito”, aún no convenciéndome, pero lo de las funciones… Traduttore, traditore. Existe prueba de que la leyó en alguna parte, porque la cita de igual manera en otros escritos suyos. En el poema queda claro que la pretensión del poeta es dar el primer sentido: el de expandirse o extenderse.
Este soneto alejandrino moderno está dedicado a José María Peralta en la ocasión de su fallecimiento, a quien cariñosamente apodaban Pepito en su círculo de conocidos, socio del Rotary Club de Saavedra y que fue Gobernador del Distrito en 1977-1978. Solo se entiende en el círculo de amistades de Rotary que mi padre frecuentaba, donde los nombres hacen referencia a Luis Vicente Carnevale, Jorge H. Kogan, Keikichi Utsumi, David Auletta, Armando Pertierra (o Armando Casas), Alfredo Corral, Washington Illescas y Eliseo Vilaplana, todos gobernadores (salvo Carnevale o Casas si de él se tratara) en diferentes épocas del Distrito 4890 al que pertenecía el Rotary Club de Constitución, luego San Telmo-Constitución. Mi padre podría quizás haber llegado a ser gobernador del distrito, porque le hicieron el ofrecimiento en reiteradas oportunidades, pero dado que el año de un gobernador implica dedicarse exclusivamente a esa función, lo que exige tener medios económicos asegurados, hizo que mi padre no pudiera darse el lujo de abandonar su profesión en aras de aceptar tal honor.