Blasfemia
Llanto por la muerte de mi hija Hebe.
¿Cómo puede haber Dios? — ¡reclamé airado!
¿Dónde está la Justicia que me hiere?
¿Cuál es el fuero que a mi vida infiere
tan profundo dolor, infortunado?
Al pie de mi impotencia, destrozado,
sumido en el martirio que zahiere,
llora la ausencia del amor que quiere
mi pobre corazón, desconsolado.
En la dicha de ayer, vivo porfiado
con pertinaz ahínco, que modere
el padecer que al alma le transfiere
la sinrazón del juicio desvariado.
Pues si a extrañar tu amor fui condenado,
con su piedad la muerte me aligere.