La dulce muerte
Te encontraré; y tomándome las manos
me guiarás por entre los senderos,
y yo te contaré de mis esmeros
mientras tú me dirás de los arcanos.
Un viejo sol cargado de veranos
alumbrará morosos derroteros,
y asomará a mis ojos extranjeros
un éxtasis de gozos sobrehumanos.
Pues volveré a tenerte como entonces,
cuando tu vida me ensanchaba el alma
que el sino aciago convirtió en despojos.
Mi dicha tañerá en todos los bronces
y poseídos de una dulce calma
morirán, en tus brazos, mis arrojos.