Navidad VI
El mundo, de rutinas de colmenas
olvida sus afanes y zumbidos;
un cosquilleo sube por sus venas
y hay repiques de bronce en los oídos.
Los aires, de fragancias de azucenas
y fulgores de luna están vestidos;
cruzan el cielo luces de verbenas
y chispas de embriaguez por los sentidos.
Todo palpita el Nombre del que viene,
y cada corazón es un retablo
con lujos y manjares para honrarlo.
Mas a Él, a quien Su Padre le sostiene,
le basta la tibieza de un establo
y un nombre de mujer para llenarlo.
1989
Nota del Revisor: pido perdón de la infidencia, es este mi favorito de todos los sonetos navideños. Sin ánimo de influir, dejo al lector que escoja de entre todas estas flores su propia favorita.