Navidad V

Dios sólo descenderá hasta aquellos cuyo corazón está en disposición de aceptar Su Venida. Hagamos que mereciéndolo, se alegren estos días.

Si resultan un premio al fatigado
sueño del labrador opimas mieses,
Tu Venida, Señor, una y mil veces
es premio aunque dormita nuestro arado.

Porque es amor Tu Reino y no mercado,
no nos das si te damos, das con creces
y cargas sobre Ti nuestros reveses
librándonos de culpa y de pecado.

Cuando en la Nochebuena la Inocencia
alcance su sitial en el Pesebre
que congrega a las almas en la casa,

Todo se trocará por Tu Inmanencia
haciendo que en EL HIJO se celebre
el triunfo de la Gloria que no pasa.

1988

0

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *