A La Falda

A mis amigos del Rotary Club de la Falda, en homenaje a “su” ciudad.

Nacida en los faldeos de la sierra,
que en lujos de esmeraldas se engalana,
creciste como perla soberana
con el hechizo que tu oriente encierra.

A ti, la luz de la memoria aferra
los ecos de otra época, lejana,
en que la juventud gozaba ufana
los días concedidos de la tierra.

Eres la misma; pero más ahora:
que las propias virtudes se mejora
si se aúnan esfuerzos e ilusiones;

sirviendo de modelo permanente,
con lo que fuiste y eres se desmiente
que “el parto de los montes dio ratones”.


Nota del Revisor: El parto de los montes es una famosa fábula de Esopo, cuya moraleja es que los anuncios rimbombantes muchas veces terminan dando resultados vanos o de poca importancia; otra forma del famoso adagio “mucho ruido y pocas nueces”. En el caso de la ciudad de La Falda, hija de las hermosas sierras cordobesas, tal como expresa el poema, se da justo lo contrario. A La Falda también se la suele apodar “la Perla de la sierra”; el tercer verso hace referencia a este hecho.

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