A Venus…
De su lecho marino, que se agita
impulsado por fuerza misteriosa,
yérguese al mundo Venus Afrodita,
la Diosa Virgen o la Virgen Diosa.
Fúlgida en su esplendor, es altanera,
viviendo eterna su existencia errante,
burlándose de aquel que en su quimera
tiende a su amor, sus brazos anhelante.
Fugaz se muestra y sigue su carrera;
y su fina sonrisa maliciosa
prende en el pecho la candente idea:
trepar al cielo, para haber la Diosa.
Y se abandona en el afán rotundo;
al horizonte empezará el levante,
mas cuanto más camina por el mundo
tanto más lejos hallará a su amante.
Y ya por fin, vencido en su deseo,
su ambición quiebra en aras del hechizo,
añorando la suerte de Perseo,
con su Pegaso, a su querer sumiso.
Firmado como Jorge Man
8 de abril de 1953
Nota del Revisor: precioso poema. Muy logrado.