Fuego
A la Juvencia eterna
A la irresistible Friné
Eres como la llama que palpita
en las entrañas de la brasa ardiente,
que al beso de la yesca, diligente,
brinda la fuerza que en su ser agita.
Eres el viento que a la brasa incita
a arder en su destino impenitente,
y da a la llama, generosamente,
tanto más vida, cuanto más claudica.
Eres yesca, eres llama y eres viento,
yo tan solo la brasa de un momento.
He aquí pues, todo lo que se precisa;
prende tú el fuego del amor que espera,
viva la llama, aunque la brasa muera,
y esparce los montones de ceniza.
Firmado como Jorge Man
20 de enero de 1956.