¡Homenaje!

(Soneto satírico al estilo barroco)

A nuestro querido HÉCTOR LARREA, benefactor del “Programa de becas educativas” del Rotary Club de Constitución.

Que Roma te celebre, ¡oh, Gran Larrea!,
si regresas a ella por tus fueros;
que si fuiste de Roma entre primeros,
no mancha a tu blasón, la ausencia sea.

Si por los aires tu pendón flamea
y en tu voz se pregonan los agüeros,
de tu arrojo y honor vayan ligeros
avisos a Cartago… ¡y que los vea!

Por lo pronto, se alegra este concurso
de poder contar, hoy, con tu discurso.
Y te anticipo, no has venido en balde

pues aquí ha de llegar nuestro tributo,
y junto con los versos de Caputo
te damos el abrazo de “Barralde”.

Firmado: VEA DE GOLPE

26 de octubre de 1981


Nota del Revisor: varias cosas deben explicarse para entender. Héctor Larrea, decano de los locutores argentinos, era cuñado de José Alba, miembro de nuestro Rotary. En numerosas oportunidades y en atención a su cuñado, con la famosa bonhomía y simpatía que lo caracterizó siempre, animó gratuitamente muchos de los eventos del Rotary. Entre sus gentiles donaciones, patrocinó también el programa de becas educativas que se organizaba, pagando de su bolsillo la educación de niños brillantes que carecían de medios para acceder a la educación secundaria superior. “Los aires” y “pregonar agüeros” son alusiones a su oficio radial, relacionado aquí satíricamente con las Guerras Púnicas, dado que Larrea debía ser tan honorable que hasta Aníbal se acobardaría. Posiblemente tuvo algún sentido adicional en ese momento particular, que ya con el tiempo transcurrido desconozco. El gaucho “Barralde” era un personaje del gran Mario Sánchez, que oficiaba entonces de cómico en el programa radial de Larrea, y era una parodia populachera, no de José Larralde como podría pensarse, sino más bien de Horacio Guarany: un gaucho cantor de culto al vino abundante y que por estar casi siempre algo beodo, siempre quería abrazar a todo el mundo, quienes salían corriendo porque tenía olor a transpiración bajo el poncho además del terrible aliento a alcohol. Después de cantar una risible pieza folclórica gritaba con entusiasmo “¡Venga un abrazo, hermano!” y todos salían corriendo, hasta el propio Larrea, lo que era desopilante. De ahí la referencia. “Vea de Golpe” no es más que un anagrama de “Lope de Vega”, una risotada final del autor.

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