Sueño

Cariñosamente, a mi muñequita adorada, para satisfacer su “caprichito”.

Yo sé que estás en mí, siempre presente
en ese encanto de saberte mía;
y en el tenaz esfuerzo que porfía
por retener tu imagen, cuando ausente.

Tu nombre acude al labio, reverente,
que un breve susurro desearía
llegar hasta tu oído, en su osadía,
con cien promesas de un amor vehemente.

Mas tú estás y no estás, desapareces,
vienes… te vas, te acercas y me dejas,
y en un juego de amor cuando te alejas

tanto más fuerte el ansia que estremeces.
Y tú por fin, sutil, desapareces
sin escuchar mis ruegos y mis quejas.

21 de septiembre de 1956


Notas del Revisor

  1. Extraordinario soneto. Mi padre ya da muestras claras de dominio de la forma. Hasta da para ponerle música…
  2. El “caprichito” fue que Juvencia pidió al poeta que le compusiera un poema por la llegada de la primavera. Fue en una época tormentosa del noviazgo, lo que está reflejado en los tercetos.
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