Llanto
(versión original)

A mi adorada fuente de eterna juventud…

Y tú mirabas más allá… a lo lejos,
perdías tu mirada en lontananza,
y era el mar un rumor de remembranzas
en un nuevo saber de cuentos viejos.

La luna que ondulaba en sus reflejos
traía hasta la playa su esperanza,
y comparó, tal vez, su semejanza
en tus plateados ojos, como espejos.

Y en ese tu desear, quizá inconsciente,
quitaste al mar las aguas de su fuente
y vi brotar un río de tus ojos,

y al acercar mis labios a su orilla,
bebí la sal del mar en tu mejilla,
cubrí de besos tu fugaz sonrojo.

24 de abril de 1956


Notas del Revisor

  1. Esta es la versión original del poema dedicado a mi madre, Juvencia. Entiendo perfectamente que esta versión primitiva es imperfecta como soneto, y sin embargo la encuentro más poética, clara y bella que la forma culta posterior. Por eso la rescato. Mi padre debió tener especial aprecio por este soneto de juventud, porque también fue corregido en su adultez, dándole también un nuevo sentido después de las muertes de Hebe y de su suegro Pepe.
  2. Otra versión cierra: “que se tiñó de púdicos sonrojos.”.

0

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *