Otoñal
La lloviznosa y gris tarde de otoño
con su mísera luz, funde las cosas;
y mi errático andar por las baldosas
remeda los pinitos de un retoño.
Mondas ramas, los árboles por moño,
quisieran ocultar indecorosas;
allegando a mi mente tenebrosas
imágenes de duelo y de ponzoño.
Pero uno, cubierto de follaje,
lujurioso y espléndido en su traje
cobija las familias de gorriones.
Y ante la luz del día que se apaga
un jolgorio de píos se propaga
y nos llena de fe los corazones.
Otoño, junio de 2003.
Nota del Revisor: este es el penúltimo soneto formal del autor. Es magistral, hermoso y muy interesante el contraste entre los dos cuartetos, que expresan tristeza y desesperanza, y los dos tercetos luminosos, que abren la puerta a la vida y la esperanza. Estos dos sentimientos contrastantes siempre impregnaron al poeta, tanto más cuanto más se acercaba al fin de sus días.