Vida

A mi esposa, ejemplo de abnegación y dolor.

No soy quien ayer fui; ni el que siquiera
seré mañana al despertar la aurora.
Fui, el de ayer, prisionero de la hora
vesperal cuando el día se cumpliera.

Tal vez, el de mañana, en la primera
luz matinal que en esperanza aflora
calme la angustia atroz que le devora
persiguiendo un anhelo, que es quimera.

Fluye en mí esta vida como un sueño,
un día y otro día, transmutando
desde el origen hasta el fin escrito.

Es mi destino mas no soy su dueño;
todo es extrañamiento y voy pasando
hacia esa nada que es el infinito…

Punta del Este, febrero de 1982.

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Nota del Revisor: este soneto obtuvo el Primer Premio en el Salón del Poema Ilustrado 1982, organizado por el Ateneo Popular de la Boca, compartido con la pintora María Presta. En el cuadro se puede apreciar impresa la versión original del soneto, luego corregido en esta versión definitiva.