No encontraré ya paz; ni acaso donde restañar los rigores de una lucha que pregunta a un oído que no escucha o que aguarda una voz que no responde. […]
Pregunto humildemente, sin reproche, con ánimo ignorante que no sabio, por causa de qué falta o de qué agravio fui confinado a esta profunda noche. […]
¿Cómo puede haber Dios? — ¡reclamé airado! ¿Dónde está la Justicia que me hiere? ¿Cuál es el fuero que a mi vida infiere tan profundo dolor, infortunado? […]